El pasado miércoles, comenzado marzo, el grupo Fed de montaña salió para su excursión mensual disfrutar de los parques, bosques y montes de la Comunidad Valenciana.
Peñón D’Ifach
Al frente, nuestro guía Paco, nos había aleccionado sobre la belleza de la ruta que había preparado. “Circular a la sierra de Bernia.” El nombre de “Bernia” siempre había despertado en mí ecos y resonancias mallorquinas, como aquella sierra de Bearn o de tramuntana donde trascurre la novela de José Luis Villalonga. Y es que estas sierras y valles abruptos fueron repoblados por mallorquines e ibicencos tras la expulsión de los moriscos hacia 1610.
Comenzamos la ascensión por las “casas de Bernia”, derechos arriba hacia el “forat”, la parte más difícil de la ascensión. En las “casas” encontramos algunos coches y personas deambulando tranquilas en un espléndido día casi de primavera. Eran “guiris” jubilados que disfrutaban de una naturaleza exuberante, cordilleras que descienden abruptas hasta el mar formando hermosos círculos volcánicos. El aire nítido que permitía ver el peñón de Ifach, el mítico Montgó de Javea, y el promontorio del cabo de Moraira.
Conforme ascendíamos discutíamos sobre la silueta borrosa que aparecía hacia el horizonte, enfrente del Cabo de san Antonio. Paco, sabio, nos aclaró que se trataba de la isla de Ibiza, pese a que Nicli-el-líos porfiaba en decir que era Mallorca. Ya a la altura del “Forat” sí que dio la voz Toni anunciando que un poco más al norte se perfilaba la isla de Mallorca, hecho que comprobamos atónitos.
En el ascenso nos encontramos otro “guiris”, parecido a “Oliver”, delgado como un palo y con un bigote rubio de morsa, de unos 70 años, nos seguía sin hálito. Le mostramos cómo llegar al “forat” y allí que nos hizo la primera foto de grupo. El “forat” es el ombligo u omphalos de la sierra, que permite pasar de una a la otra parte. Tal vez hecho por mano del hombre, refugio y paso de contrabandistas en otro tiempo, a nosotros nos parecía adentrarnos en el sagrado útero de la tierra, que albergaba en su seno la historia colectiva de nuestro pueblo. Nos comunicamos con “Oliver” en francés e inglés, para animarle a cruzar el omphalos pero comprobamos que pese a su ánimo, la altura de su cuerpo le desanimó de pasar al otro lado, en cuchillas y con el torso doblado.
Del otro lado nos esperaban Hugo, un pequeño francesito de cinco años, con sus padres. Eran de Rheims y en buen castellano se nos ofrecieron a realizar la segunda foto de grupo. No era para menos, desde la otra vertiente se ofrecía la bahía de Altea, el parque natural de Serra Gelada, la isla de Benidorm del otro lado con los rascacielos de un paisaje cementil según nuestros amigos de Rheims. Cerrando el círculo el Puig Campana y en el límite del horizonte marino se dibujaba la isla de Tabarca junto a Santa Pola.
Seguimos bordeando la sierra, a unos trescientos metros de la cima hasta llegar a los restos del Fuerte de 1560, construido por Felipe II. Nos quedamos encantados del bastión, discutiendo su origen, del que el historiador del grupo, Juan, opinaba ser un fortín de la nobleza y el emperador frente a los agermanados.
Tras la comida opípara y el óptimo vino, Paco el guía, melancólico, se lamenta de no subir a hacer la cresta de la serralada. Seguimos el cómodo sendero de retorno y cambiamos de vertiente donde se nos ofrece la visión de la Serrella y del pueblo de Tárbena, donde otra vez comimos un delicioso arroz montañés con el grupo. En la ladera sur, finalmente, nos cruzamos con una manada de toros, a nuestro parecer bien bravos, en línea como ejército berberisco, dispuesto a cortarnos la salida y hacernos regresar al fortín, como ejército . Menos mal que la experiencia de nuestro sabio cicerone calma las bestias y regresamos aliviados hasta el valle, donde nos espera un prado con alegres margaritas que compone un bello mantel a la coro de almendros florecidos.
Prometemos volver a la senda, eso sí, para atacar la cresta de la montaña.
Independemente de su nivel, descubra nuestras montañas y Parques Naturales, a través de caminos europeos y locales, con los guías de montaña que le presentarán un entero mundo nuevo de ambientes naturales y sensaciones: descubra la flora y la fauna, pruebe especialidades culinarias locales
JVNICLOS, Profesor, Guía Oficial y de Parques Naturales,
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